viernes, 2 de marzo de 2012

MAURICE GODELIER, "Lo ideal y lo material".



Maurice Godelier

L’idéel et le matériel. Pensée, économies, sociétés, París, Fayard, 2008, pp. 9-10, 12-13. [Ed.original 1984.]




Lo ideal y lo material

Este libro parte de un hecho y de una hipótesis.
El hecho: contrariamente a los otros animales sociales, los hombres no se contentan con vivir en sociedad, producen la sociedad para vivir; en el curso de su existencia inventan nuevos modos de pensar y de actuar tanto sobre ellos mismos como sobre la naturaleza que los rodea. Producen así la cultura, fabrican la historia, la Historia.
Sin duda los otros animales sociales también son el producto de una historia, pero de una historia que ellos no hicieron: la de la naturaleza (que se sabe que es un proceso de evolución de la materia viva) y de las especies vegetales y animales que a lo largo de las edades de la tierra engendró la naturaleza y que la componen.
Un hecho, entonces, pero en absoluto como los otros, porque explicarlo es analizar a la vez la evolución de la naturaleza y la especificidad del hombre en el seno de esa naturaleza. Un hecho que no es en absoluto como los otros, porque los otros se hallan iluminados por su luz o a su sombra y al que el pensamiento, si quiere explicar al hombre y su historia, desarrollar las ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre, debe hoy tomar como punto de partida obligado.
Pero, ¿cómo pensar un hecho sin una hipótesis para interpretarlo? Nosotros tenemos una que, ciertamente, para nosotros es portadora de un inmenso potencial de explicaciones teóricas. Esa hipótesis es la siguiente: el hombre tiene una historia porque transforma la naturaleza. Y es propio de la naturaleza del hombre tener esa capacidad. La idea es que, de todas las fuerzas que ponen en movimiento al hombre y le hacen inventar nuevas formas de sociedad, la más profunda es su capacidad de transformar sus relaciones con la naturaleza transformando la propia naturaleza. Y es esta misma capacidad la que le da los medios materiales para estabilizar ese movimiento, para fijarlo en una época más o menos larga en una nueva forma de sociedad, para desarrollar y extender mucho más allá de sus lugares de nacimiento algunas de las nueva formas de vida social que ha inventado. Ahora bien no parece no parece demasiado difícil encontrar hechos que se adecuen a esa hipótesis.
¿Hay mejor ejemplo de la acción del hombre sobre la naturaleza que las plantas y los animales domésticos? Su domesticación, comenzada unos 10 000 años antes de Cristo, ¿no fue el punto de partida del desarrollo, que pronto se volvió irreversible, de múltiples formas de agricultura y de cría que entrañaron profundas transformaciones de la vida social?
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Cada uno puede medir la dificultad de la empresa y su apuesta. Se trata de analizar cómo  hasta qué punto las realidades materiales, las de la naturaleza exterior al hombre y las que él mismo creó o transformó, actúan sobre la organización de su vida social y, más profundamente, sobre el proceso de producción de nuevas formas de sociedad. Pero, ¿qué significa “realidades materiales”? Si las examinamos, vemos que hay que distinguir muchos tipos de materialidades según su existencia y su acción impliquen o no la existencia del hombre.
Primero está esa parte infinita de la naturaleza que siempre se encuentra fuera del alcance directo o indirecto del hombre, pero que sin embargo nunca deja de operar sobre él: el clima, la naturaleza del subsuelo, etc.
Luego se encuentra la parte de la naturaleza ya transformada por el hombre, pero indirectamente, sin que lo haya querido o haya previsto las consecuencias de su acción: erosión de suelos, modificaciones de la vegetación vinculadas con el uso repetido del fuego para la caza, la agricultura, la cría…  
También está la parte de la naturaleza directamente transformada por el hombre y que, en lo sucesivo, no puede reproducirse sin él, sin su atención, su energía, su trabajo. Aquí hacemos referencia en primer lugar a las plantas y a los animales domésticos que, hasta ayer, constituían el elemento principal de su subsistencia. Separados de los hombres y abandonados a ellos mismos, esas plantas y esos animales sobrevivirán en condiciones precarias o se volverán salvajes, o serán incapaces de reproducirse y desaparecerán.
Por último hay que agregar otras dos partes de la naturaleza que el hombre ha transformado para su uso en el proceso de producción de sus condiciones materiales de existencia: en primer lugar los útiles y las armas, fabricadas a partir de madera, de hueso, de piedra, etc., que constituyen órganos exteriores que prolongan su cuerpo y agregan sus fuerzas a las propias del hombre. (No se trata de verdaderas máquinas, que no funcionan como la prolongación del cuerpo del hombre.) Luego, todos los elementos de la naturaleza que, después de haber sido separados de ella por la acción del hombre, sirven en su forma primera o después de haber sufrido un cambio de forma o de estado, como soporte material en la producción de la vida social en todas sus dimensiones: madera, hueso, piedra, cuero, metales utilizados para construir simples abrigos o templos suntuosos, escuelas o bancos, estatuas de hombres o de dioses. Útiles, armas, monumentos, objetos de todas las clases son los soportes materiales de un modo de vida social. Abandonados por los hombres, se transforman en ruinas, vestigios inertes y mudos, ofrecidos por la historia a la codicia y a la imaginación de los arqueólogos de épocas posteriores.
La frontera entre la naturaleza y la cultura, la distinción entre lo material y lo ideal, tienden a borrarse cuando se analiza la parte de la naturaleza que está directamente sometida al hombre, producida o reproducida por él (animales y plantas domésticas, útiles, armas, vestimenta….). Esa naturaleza exterior al hombre no es exterior a la cultura, a la sociedad, a la historia. Es la parte de la naturaleza transformada por la acción, consecuentemente por el pensamiento del hombre. Es realidad material y, a la vez, tiempo ideal o al menos debe su existencia a la acción consciente del hombre sobre la naturaleza, acción que no puede existir ni reproducirse sin que intervengan, desde el principio, no sólo la conciencia sino también el pensamiento en toda su realidad, consciente e inconsciente, individual y colectivo, histórico y no histórico. Esa parte de la naturaleza es naturaleza apropiada, humanizada, vuelta sociedad: la historia inscripta en la naturaleza.
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[Hay edición en español: Maurice Godelier, Lo ideal y lo material: pensamiento, economías, sociedades, Madrid, Taurus,1989.]

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